Quién era el Pipila
El héroe que quemó la puerta de la Alhóndiga de Granaditas
9/9/20253 min read


El Pípila: El Héroe del Fuego que Abrió las Puertas de la Independencia
En la historia de México, pocos nombres resuenan con la fuerza de la valentía popular como el de Juan José de los Reyes Martínez, más conocido como "El Pípila". Su figura, a caballo entre la historia documentada y la leyenda, representa el coraje del pueblo que se alzó en armas en los albores de la Guerra de Independencia. Su acto heroico en la toma de la Alhóndiga de Granaditas no solo le valió un lugar de honor en la memoria nacional, sino que también se convirtió en un símbolo imperecedero de la lucha por la libertad.
El Barretero y su Apodo
Nacido en San Miguel el Grande (hoy San Miguel de Allende), Guanajuato, en el siglo XVIII, Juan José de los Reyes Martínez era un barretero, un minero que trabajaba en las ricas minas de la región. Su apodo, "El Pípila", se le atribuyó por una de dos razones, según la tradición popular: una, por su caminar torpe y particular, similar al de un guajolote (pípila es una forma de referirse a la hembra del guajolote en la región), o dos, porque las pecas de su rostro le daban un aspecto similar al del plumaje de esta ave.
El Acto Heroico en la Alhóndiga de Granaditas
El 28 de septiembre de 1810, apenas unos días después de que Miguel Hidalgo y Costilla diera el Grito de Dolores, el ejército insurgente llegó a Guanajuato. Las fuerzas realistas y los españoles atrincherados se refugiaron en la Alhóndiga de Granaditas, un imponente edificio de piedra que servía como almacén de granos. Desde allí, los defensores repelían con éxito los ataques de los insurgentes. La fortaleza era prácticamente inexpugnable.
Ante la frustración de la tropa insurgente, Miguel Hidalgo y los líderes del movimiento se dieron cuenta de que la única forma de entrar era quemando la puerta principal del edificio. Fue en ese momento de desesperación que "El Pípila" se ofreció voluntariamente para la peligrosa misión. Con una enorme losa de piedra atada a su espalda, a modo de escudo para protegerse de las balas de los realistas, y con una antorcha y aceite en sus manos, se arrastró lentamente hacia la gran puerta.
Bajo una lluvia de disparos, "El Pípila" logró su cometido. Roció la puerta de madera con el aceite y le prendió fuego. El incendio no tardó en consumir el portal, abriendo una brecha por la que las fuerzas insurgentes pudieron entrar, tomando así la Alhóndiga. Este acto no solo significó una victoria crucial para el movimiento independentista en sus primeras etapas, sino que también se convirtió en un catalizador que elevó la moral de las tropas y del pueblo.
Legado y Monumento
Después de su hazaña, Juan José de los Reyes Martínez regresó a su vida como minero. Se dice que falleció años después, víctima de los gases y el polvo que inhaló durante su trabajo en las minas.
Hoy en día, la figura de "El Pípila" es recordada con un imponente monumento de cantera rosa en lo alto de un cerro de la ciudad de Guanajuato, desde donde vigila la capital. La estatua, que representa al héroe con su antorcha en alto, es un punto de referencia obligado para cualquier visitante.
El legado de El Pípila no solo reside en la valentía de un solo hombre, sino en lo que su historia representa: el poder del pueblo para desafiar al opresor, el coraje de los humildes y la capacidad de un acto individual para cambiar el curso de la historia. Es el símbolo del héroe anónimo que, en el momento crucial, se convierte en el motor de la revolución.
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